En episodios anteriores…
La semana pasada hablamos de mudanzas, de amistades inesperadas, de mercados y me dejé sin contar la historia de Manolo.
Esta semana te cuento mis nuevos proyectos, lo de Manolo y hablo bien de Murcia (que creo que en 2023 ya no es edgy)
Nuevos proyectos
El pasado lunes estuve en una academia local de diseño y programación preparando lo que esperamos que sea su primer curso de diseño de interacción. Un amigo que hice hace unos cuantos años aquí me recomendó para trabajar allí, y cuando hablé con ellos por primera vez, ni yo sabía que iba a acabar pudiendo dar las clases presenciales.
No deja de ser irónico que un tercio de las alumnas del último curso que impartí en CICE fuesen malagueñas. Una de ellas incluso se mudó a Madrid para hacer el curso y buscar oportunidades laborales que en remoto se hacen… bastante más complicadas. Como encontrar casa, supongo.
Los rincones especiales de Málaga
Atrás quedaron los días en los que paseaba por Huelin (o incluso por la Alameda) y pensaba “qué aburrido”. Callejear por el centro me ha descubierto rincones inolvidables que me evocan la Murcia de mi juventud1, con una pequeña diferencia: en Málaga ya puedes empezar a oler el incienso que venden en las calles cercanas al mercado de Atarazanas.
El primer día que bajé andando al Monday desde nuestra nueva casita me encontré con este edificio imponente que resultó ser el ayuntamiento y se me dibujó una sonrisa.
Supongo que ya me enamoré de la ciudad: no me sacan de aquí ni con agua caliente2.
La sección de la gente maja
Si sales aquí: enhorabuena, eres majo/a.
Si no sales aquí pero conoces a quien sí: enhorabuena también. Cuida mucho de él o ella.
José y el sitio secreto
Esta semana hemos conocido a José Barrera, otro habitante de Twitter. ¡Qué tío más majo! Yo estaba convencido de que le conocí en algún momento, y hasta llamé a Carlos antes de la quedada para comprobarlo, pero a él no le sonaba. Al final resultó que yo no conocía a José de nada más que de internet, pero Carlos cenó con él hace años, por lo visto.
Eres un desastre, Carlos.
Me estoy leyendo el newsletter de Carlos, por cierto. No está mal. Recomienda cervezas todas las semanas. Y de otra cosa no, pero de eso sabe un rato.
José nos llevó a tomar una cervecita a La Fábrica y luego a cenar pizza al Gusto. Resulta que es amigo de Salva, un tipo al que sí que conocí hace años cuando vine por primera vez a Málaga; ¿y por qué te cuento esto? Pues porque Salva tiene una cuenta de Instagram donde recomienda pizzas buenas buenas:
Acabamos la noche en el sitio secreto: una coctelería que se llama The Pharmacy (en el letrero pone speakeasy, que en inglés es más o menos como “antro”, creo) ¿Por qué secreto? Porque se entra por una puerta corredera que es un poco difícil de encontrar; The Pharmacy (abajo) tiene una ambientación a lo USA en los años 20 y… bueno, ya sabes lo que pasaba en los años 20 con el alcohol en USA3.
Un servicio fantástico, a la par con sus cócteles; volveremos, pero no un miércoles: las pasé putas en el gimnasio al día siguiente.
Vuelta a Huelin
Domingo volvimos a ver a Andriy y Elena. Quedamos en un chiringuito del paseo Anthony Flags y nos dijeron que, irónicamente, el otro día estuvieron en una obra de teatro en la que también se encontraba entre el público el que le da nombre al paseo. Resulta que hay una lista de contemporáneos malagueños ilustres como el susodicho o Anthony from the Tower y yo no tenía ni idea.
En el paseo los findes ponen un lindo mercado de cosas artesanales donde descubrimos unas muñecas que hicieron inspirándose en Olga: las muñecas pompis.
Al final de la tarde volvimos a machacar a Andriy y Elena al billar en el Seven Club Café; si alguno de ellos os dice lo contrario está mintiendo y además no tienen pruebas.
Lo de Manolo
La semana pasada introduje a Manolo, nuestro nuevo carnicero de confianza, pero no te conté nada de él más que su nombre y su profesión; casi casi que merece su propia sección, porque La sección de la gente maja se le queda pequeña. A veces, por caprichos del destino, conoces a gente que es demasiado maja (in a good way, claro)
El primer día que fui a comprar al mercado central estaba aterrado, para variar. Creo que se me notaba en la mirada, que me imagino yo que sería como la de un cervatillo al que deslumbran los faros de un camión en plena noche. ¿Y me pasó algo malo? ¿Acaso me timaron? Claro que no, porque estamos en Málaga, la segunda mejor ciudad del mundo4.
En el puesto de frutos secos me recomendaron dónde comprar buen té, el frutero me recomendó dónde comprar buenas zanahorias (él no tenía), y en la otra frutería me recomendaron dónde comprar buen café; atraído por el olor a fritura, aterricé en un puesto que preparaba platos para sacar a las mesas que el mercado tiene fuera, y mientras el señor me preparaba unas tortillas de camarones para llevarle a Olguita, me giré y vi un puesto con buena carne.
Me acerqué para comprobar que efectivamente me iba a llevar un poco de entrecot, y al intercambiar saludos con el carnicero me dijo: “tienes acento de un sitio más frío que este”. El small talk derivó en Ivo contándole a un completo desconocido que me vine a Málaga porque a mi pareja le hicieron una oferta laboral de las que no puedes rechazar, y coño, tuvo que ser él el primero en decirme lo valiente que es hacer esto.
Ni mi familia, ni mis amigos. Nadie. Hasta ese momento, todo el mundo le había visto los pros (el solecito, la comida) y los contras (el calor, la soledad) a vivir en Málaga, pero nadie me había dicho que para venirte con tu pareja a otra ciudad dejando atrás una vida entera tienes que a) quererla mucho y b) tener un par de huevos.
El señor se presentó como Manuel (o Manolo) y me dio su tarjeta; me dijo: “es el número de la carnicería, pero también es el mío personal. Si necesitas algo, lo que sea, me llamas”. Y me recomendó un par de sitios para comer en Pedregalejo de los que te hablaré la semana que viene5. Cuando fuimos Olga y yo a por carne la semana siguiente, el tío le dijo que se alegraba mucho de verla y de conocerla.
Un señor me preguntó en Twitter si me ha pasado mucho lo de que la gente sea maja conmigo, y… no sé qué decirte, señor. No sé si es falsa causalidad, no sé si es mi sesgo y desde luego que no tengo ni idea de si tiene que ver con dónde estamos. A bote pronto, creo que la respuesta a todo lo anterior sería en parte.
En cualquier caso: me siento bendecido, y eso que no soy creyente.
Para cerrar: apreciación del lector (y la lectora)
Estas últimas semanas he recibido mensajes de apoyo por escrito y en persona (¡hola Patri!) y quería darlos las gracias. Aunque sea solo un “¡muy divertido!”, significa un montón para mi, la verdad, así que gracias. Incluso me ha escrito un muchacho que está en la misma situación que yo: ¡se vino a vivir aquí acompañando a su pareja!
Este boletín está resultando ser a) terapéutico, porque me obligo a sentarme todas las semanas a reflejarme en mis experiencias y b) una herramienta para conectar con otras personas, algo muy necesario cuando eres nuevo en un sitio y estás empezando a hacer amigos y tejer redes.
Recomendaciones
Un ¿restaurante?
Más bien una cafetería. Nos estamos pateando el centro a fondo, y hemos encontrado un sitio que se llama Cookie York donde tienen las mejores galletas del mundo. Yo me pido siempre la de pistacho.
Si vas y está Alex, salúdale en sueco.
Una película
Hemos visto Canino (Kynódontas), de Yorgos Lanthimos. Otra que no pienso volver a ver: este tío se dedica a hacer películas con tramas muy (¡muy!) extrañas en las que los actores y actrices reprimen sus emociones hasta el punto de que parecen maniquíes del Bershka; esto crea una sensación de incomodidad que no he experimentado ni antes ni en otros lados.
De él también vi Alps y Langosta, y la siguiente será The Killing of a Sacred Deer.
Un disco
Me extraña no haber recomendado antes nuestro disco favorito: For Long Tomorrow de Toe, unos japoneses que hacen una suerte de rock progresivo con receta única.
Por lo visto sigo siendo insultantemente joven, en palabras de Irene.
Revisitaremos este statement dos veces en los próximos tres meses: en Semana Santa primero y en verano después.
Como siempre, sacado de una fuente que no pienso consultar ni citar; si vienes aquí, tienes que fiarte de mi.
Recuerda que el newsletter sale con una semana de retraso: estoy escribiendo esto recién llegados de Pedregalejo.
Qué afortunada de ser nombrada, siempre aprendo cosas nuevas. Gracias por compartir tanto y vamos por más Málaga querida.
Soy Carlos y confirmo que:
1. Soy un desastre.
2. Mi newsletter mola.
3. El Ivo es un makena.