#12 · De qué se habla antes de unas elecciones (en Málaga)
Resaca electoral, pueblos masificados y desayunos de entrepierneurs (¿se escribe así?)
En el últimio episodio…
La semana pasada (¿o la anterior?) te conté que odio el centro de Málaga (sigue vigente) y te hablé de la Ivo De Rosa’s Petit Design Boutique & Friends. También te hablé del último proyecto que hemos hecho Carlos y yo juntos, y quizá en el próximo boletino te lo pueda enseñar.
En estas últimas semanas han pasado mil cosas además de las otras tantas que me dejé en el tintero sin contar: visitamos Ronda y Frigiliana, me comí un espeto con
y sufrimos unas elecciones autonómicas y municipales desastrosas en casi todo el país, así que no vamos a evitar hablar un poco de política.Los pueblos de Málaga
España cambió su modelo productivo en los años 60: pusimos en el mercao el solecito, la playa y la mejor comida del mundo1 para sacarle los cuartos a la gente de países más desarrollados. Fue tremenda jugada: sacó al país de la pobreza, pero las consecuencias en 2023 me están amargando la vida, y los problemas estructurales solo nos interesan cuando los vivimos en primera persona, ¿verdad?
Pasamos el día con mis suegros en uno de los pueblos más bonitos de España haciendo parkour para esquivar las hordas de turistas que asediaban las calles, observando con pena cómo muchas de las casas estaban en vente y otras tantas se habían convertido en alojamientos turísticos. ¿Fue buena idea marketear lo different que es Spain? Supongo. ¿Seguirá siendo different si todos tus vecinos de repente son noruegos montados en el petrodólar?
En Ronda fue distinto: también estaba masificado, pero no solo por turistas; en las fechas en las que fuimos había algún tipo de recreación histórica de la feria del siglo XIX: bandoleros, trajes viejos, caballos, etc. ¡Muy divertido! Y espectacular Ronda, también. La comida en un restaurante del 1.919 nos salió por un riñón, claro.



Descubrimos que hay una calle con el nombre del creador del Gran Turismo (!) y que en la casa de un torero guardan lo que queda de Orson Welles (!!!) Como dicen ahora los chavales: what the fuck. Visitamos la mina que hay en la Casa del Rey Moro y toreamos a sus pavos reales.
Era torear o morir, no me juzgues.
A la mina llegas bajando unos 400.000 escalones de piedra, todo para poder revivir un trocito de historia (sí, hay una audioguía increíblemente exagerada con logo en plan Juego de Tronos, soniditos de espadas, etc.) y para disfrutar de las vistas de la ciudad desde abajo, que recuerda a Cuenca, ciudad con la que está hermanada.
Merece los 8€




Si en la foto de arriba parece que me lo estoy pasando como un peque es porque me lo estaba pasando como un peque.
Volvemos a la ciudad:
Encuentros tecnológicos (y más)
En otro de los eventos de El Español en la fábrica de cervezas Victoria (al que fui con mi madre, que es una lianta) me crucé con nachomarketing, un señor de aquí a quien no conocía en persona (o eso pensaba yo), pero le ponía cara porque nos hemos insultado2 en Twitter más de una y más de dos veces, especialmente a través de Abrimos Melón.
Intenté esconderme, porque me comprometí a ir a un hackathon que él organiza y luego hice absoluta bomba de humo, pero… nadie puede esconderse de nachomarketing, así que acabamos de palique hasta las 3 de la mañana3 con él, con Demo y con otro señor muy majo que organiza el Open South Code.


De ahí salieron dos citas: una, el sábado con Nacho. Otra, el martes siguiente con Demo.
La llorería de Nacho
Nacho juntó a un montón de gente que hace cosas digitales para beber y llorar ese mismo sábado: negocios fallidos (enchufarle una dinamo a las elípticas de los gimnasios para generar energía), sueños imposibles (retirarse a los 35 y vivir de las rentas como todo español de bien) y la decadencia de Málaga.
Me lo pasé bastante guay, pero hubo un momento un poco oscuro.
Cuando pasaron por la calle en la que estábamos un señor con un disfraz ridículo esposado a una señora que no parecía ni ser su pareja ni ser de su grupo de amigos, me explicaron que ella es conocida por dedicarse a este tipo de… bueno, no sé ni cómo llamarlo.
Hay gente que paga a esta persona para ¿animar? sus despedidas de soltero, y aprovecho esta pequeña parecela que tengo en el mundo digital para decirte que a) si has hecho esto, tienes que reconsiderar seriamente tus valores y b) si algún amigo tuyo lo ha hecho o planea hacerlo, es buen momento para revisar a)
Spin-off: el desayuno de entrepreneurs y 42
Uno de los asistentes a la llorería de nachomarketing era Ángel González, que co-organiza una especie de desayuno de startups en el No Piqui, un bar muy chulo del centro con precios absolutamente demenciales: desayunar te sale por 7€
Me pilla al lado de casa, así que me pasé un ratito a desayunar fuerte antes de ir a dar una formación de dos horas, y había gente bastante interesante: un señor que trabajó con Esteban Trabajos hace mil años, otro señor que estuvo en el equipo de ingeniería de Toptal (estos me pagan a mí, a veces) antes del pelotazo y una chica que está aprendiendo desarrollo a las bravas en 424 y oye, con la energía y la ilusión que hablaba del programa, me dieron ganas de apuntarme.
El Palo de Peláez
Lo último que te cuento es el tour que me hizo Demo por su hábitat natural, El Palo, un pequeño barrio de pescadores al este de Málaga; sería el anti-Benalmádena: tranquilo, viejo, auténtico. Pequeñito. Muy lindo, la verdad. Mientras esperaba a que llegase mi guía, hice esta foto de una pareja que podríamos ser Olga y yo cualquier martes tonto si viviésemos ahí:
Por si no le conoces,
es un señor que escribe cosas y a quien le gustan mucho la tecnología y Málaga; en El Palo hay una escultura hecha por Demófilo Peláez III5 y una plaza con el nombre de Demófilo Peláez II, así que debe venir de una larga dinastía de gente que hace cosas.El Palo está a menos de 20 minutos del muelle en bici o patín, y lamentablemente casi todo el camino se hace por el carril bici que hay pegado al mar. ¿Pasar todos los días por la playa de camino al trabajo? No, gracias. Sería insoportable. Tan insoportable que ya he fichado mi próxima casa:
¿Que de qué hablamos? Lo que se habla en El Palo se queda en El Palo, pero te doy una pista: dinamos y bicicletas elípticas 🤫
¿De qué se habla en Málaga antes de unas elecciones?
Cuando estaba comiéndome las sardinas en El Palo, el viento me trajo unos fragmentos de la conversación que mantenían unos señores a escasos metros de nosotros; no recuerdo si era el espetero y unos amigos o unos locales tomando el fresco, pero sí recuerdo vívidamente que el protagonista de la conversación mencionaba a “Sánchez pactando con la ETA”, a escasos días de las elecciones.
En una ciudad con un centro histórico inhabitable, parasitada por modelos de hostelería insostenibles, colonizada por fondos de inversión y por extranjeros ricos que echan a la gente de sus barrios a golpe de talonario; que forma parte de la región que lidera la tasa de paro de la Unión Europea y que está a punto de cargarse un entorno natural que es Patrimonio Mundial a medio camino de la desertificación causada (en parte) por el calentamiento global, no tendríamos que estar hablando de la ETA.
Si le preguntas a tus amigos “¿quién hace y aprueba las leyes en España?” es acojonante la de gente que responde “los jueces” o “el gobierno”. No sabemos cómo funciona nada, quién hace qué ni cómo, y mucho menos por qué. La intoxicación del debate público nos ha llevado a tener discusiones de primero de primaria con argumentos de parvulario, empeñados en mirar el dedo en lugar de la luna.
Ya sabemos de qué se hablaba antes de las últimas elecciones. Ahora falta ver de qué hablamos antes de las siguientes. Te digo de lo que quiero hablar yo:
No quiero darle buena parte del dinero que gano a un señor para que me deje vivir en su casa. No quiero tardar toda la vida en pagar una casucha.
Es demencial que todos los debates sobre vivienda acaben en la okupación.
No quiero que tarden 5 meses en darme cita con un especialista ni que mi médico esté permanentemente al borde del colapso. Tener una relación cercana y duradera con tu médico de familia es fundamental.
Ni la inmigración tiene, como decía mi padre, la culpa de la saturación de la sanidad (0,44% de los pacientes atendidos en urgencias eran irregulares) ni la privatización es una solución.
Bola extra: me gasto 2.400€ al año en el psicólogo porque mi doctora me dijo algo así como que “no te mando al psicólogo de la pública hasta que estés a punto de matarte”
Otra bola extra: en 2021 nos gastamos más de 7.000€ en dentistas. Sería una locura tener un dentista público, ¿verdad?
Si me tengo que ir a vivir lejos, no quiero depender del coche.
El laissez faire6 nos aleja de los sitios donde trabajamos y hacemos vida, y nos hace dependientes de medios de transporte privados. Los coches eléctricos no son una solución realista.
Mi abuelo siempre pide que no hablemos de política cuando voy a su casa. Para que no nos enfademos. Decía Santiago Alba Rico el otro día que si no somos capaces de dialogar, de persuadir y dejarnos persuadir, estamos viviendo de facto fuera de la democracia. Tenemos que volver a normalizar hablar de las cosas de manera fraternal, cercana, sin enfadarnos y sin insultar. Practicar el debate, para que sea sano y divertido. Sin dogmas ni personalismos. Dejar de enfadarnos.
¡Que nos va la vida en ello, coño!
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