#5 · Málaga, mes 2: tienes acento de un sitio más frío que éste
Otra mudanza, amigas nuevas, enemigos mortales y un mercado que sí mola
En episodios anteriores…
La semana pasada hablamos de la mejor hamburguesa de Málaga1, del infierno que es encontrar casa y de lo rica que está la comida georgiana. Varios me habéis recomendado (¡gracias!) las hamburguesas del Kanival y del Nómadas, así que tendremos que ir a probarlas, despacito y con buena letra.
Esta semana toca hablar de mudanzas, de contratos y de algo que creo que es cosa del carácter de aquí. ¡Vamos a por ello!
📦 La segunda mudanza
Por fin hemos encontrado una casa en la que quedarnos indefinidamente. Cuando vine a visitarla pensé: “joder, esta es mi casa” nada más entrar. Me recordó mucho a un piso en el que viví muy brevemente2 con mis padres cuando yo era pequeño en Santa Eulalia (Murcia), y me he estado preguntando si ese recuerdo tendrá algo que ver.
Por eso de la nostalgia, ya sabes.
Nuestra nueva casa está en la zona centro, cerca de nuestros respectivos sitios de trabajo. Podremos ir a casi todos lados andando y tendremos mercados cerca (si sigues este boletín ya sabrás que es muy importante para nosotros), y siento que nuestra vida se parecerá un poco más a la que teníamos en Madrid; en Huelin me sentía totalmente desubicado porque, entre otras cosas, la edad media del barrio sería casi el doble que la nuestra.
Voy a echar de menos estas vistas, eso sí:
Y la tranquilidad, porque la primera noche en la nueva casa nos vimos emparedados entre: a) los berridos de la gente ebria que paseaba por la calle a la que da el salón y b) la fiesta que tenían montada las guiris del piso de abajo.
Me acordé tiernamente de cuando en Alemania no nos alquilaban pisos a los españoles porque somos borrachos y ruidosos3
Bajamos a hablar con ellas cuando a las 12 y pico no había absolutamente ninguna señal de que fuesen a terminar la fiesta ni a bajar el volumen; Olga les dijo algo así como “porfa, bajad la música y pasadlo bien”, a lo que la chiquita (que no tendría ni 20 años) le contestó “sure, we’ll turn it down!” y se despidió con este gesto:
Ni tan mal.
No sé si nos llevaremos bien, mal o regular con las nuevas vecinas, pero lo que sí sé es que ahora echo todavía más de menos a Antonietta, la vecina que tuvimos mucho tiempo en Madrid y que debería tener el título honorífico de Mejor Vecina del Mundo: nos pasaba platos de comida casera, nos invitaba a café y chupitos por las tardes y me metió de extranjis4 en su grupo de taichi de las mañanas.
Me consuela pensar que, si bien no es la mejor casa, sí es la mejor casa que podíamos encontrar (factorizando precio, localización, estado, vecinos, etc.); en la otra había tranquilidad, pero era más cara y… temporal. Hay que verle el lado bueno a las cosas, amigas.
En cualquier caso, creía que nos había costado encontrar casa hasta que hablé con una conductora de Uber que está viviendo a dos horas de transporte público de donde recoje el coche cada día porque no ha encontrado nada que pueda pagar más cerca.
Supongo que simplemente no hay hueco para gente en esa situación, y me acordé de cuando Rato decía aquello de que es el mercado, amigo; pero el mercado no es una fuerza de la naturaleza, es más como Milton the Cat (abajo): un montón de tíos que se llaman Peter o Jose Manuel a los que tu vida les importa una putísima mierda.
Amistades inesperadas: unas chicas de Twitter, un técnico de fibra y el carnicero del barrio
1) La Quedada Imposible™️
¿Te acuerdas de La Quedada Imposible™️ de los anteriores capítulos? Si no, te cuento: poco antes de venirnos a Málaga pusimos en Twitter que estábamos planeando la mudanza, y dos personas a las que sigo desde hace tiempo (sabe Dios por qué), Carmel e Irene, me escribieron para desvirtualizarnos. Carmel es amiga también de Uve que, sorpresa, ¡es compañera de trabajo de Olga!
Así que decidimos quedar las 5 para vernos las caras en Full HD 1080p5 y… bueno, solo tardamos un mes en conseguir cuadrar día y sitio. ¡Pero por fin lo conseguimos! Y nos lo pasamos teta, la verdad. Fuimos al Mediterránea y cenamos unas raciones espectaculares. Como todo en Málaga.
Nos hicimos una foto justo cuando una de las tres se acababa de ir (¡no nos acordamos hasta el último momento!), pero no te voy a decir cuál de las tres; soy un puto maestro del Photoshop y he conseguido apañarlo sin que se note:
2) El Técnico Bueno
Firmamos el contrato del piso nuevo el jueves, y el mismo viernes vino el técnico a instalarnos la fibra (¡que la necesitamos para ver The Office trabajar!). Llevábamos días sin conexión en la casa de Huelin porque el otro técnico, el que nos la instaló allí (al que con fines narrativos llamaremos El Técnico Malo a partir de ahora) se negaba a venir por 4ª vez. ¿Que por qué se nos fastidió la fibra 4 veces? ¡Quién sabe!
El caso es que hablando de El Técnico Malo con el nuevo técnico (al que lógicamente llamaremos El Técnico Bueno) resultó que no solo se conocían, sino que además eran enemigos mortales6. No hay nada que una más a dos personas que un enemigo común, así que El Técnico Bueno me dijo “guárdate mi número si quieres, me llamo Hicham”.
Le dije a Hicham que de dónde era su nombre, y me respondió que marroquí. Le dije “hostia, pues سلام عليكم” (salāmu ʿalaykum – así se saluda en marruecos y otros países árabes, significa literalmente “que la paz sea contigo”) y él me contestó “و السلام عليكم” (wa ʿalaykumu s-salām – “y que la paz sea contigo”)
Fun fact: la respuesta “completa” sería ٱلسَّلَامُ عَلَيْكُمْ وَرَحْمَةُ ٱللَّٰهِ وَبَرَكَاتُهُ (as-salāmu ʿalaykum wa-raḥmatu -llāhi wa-barakātuh, “la paz sea contigo, así como la misericordia de Dios y sus bendiciones”)
Inmediatamente después me preguntó lo que yo creo que fue “¿eres marroquí?” (aparecí con gorra y gafas, así que bien podría haberme preguntado si era filipino) y le conté (ya en español) que no, que estudié unos meses árabe y solo sé decir “soy diseñador y vengo de España” y cosas así. Perfectamente pronunciado, eso sí.
Total, que hemos quedado con él y su mujer para cenar. Y esto podría parecer un caso aislado, pero es que el sábado conocí a Manolo.
3) Manolo el carnicero
Está feo introducir a dos personajes nuevos en el mismo capítulo, así que te presento a Manolo el carnicero la semana que viene.
Para que te hagas una idea: la de Manolo es una historia parecida a la de Hicham, y a esto es a lo que me refería en la intro cuando decía que íbamos a hablar de lo que yo creo que debe ser el carácter de aquí: no es normal que un desconocido te de su número de teléfono y te diga “si necesitas lo que sea, llámame”.
El título del newsletter de hoy se lo da Manolo, por cierto, que fue quien me dijo: “de dónde eres, que tienes acento de un sitio más frío que este”.
Memorable.
El Mercado Central
Para cerrar hoy y aprovechando que Manolo tiene el puesto en el Mercado Central, recupero uno de los temas del capítulo 3 y te cuento que este mercado sí tiene restaurantes y un rollo mucho más parecido a los mercados de Madrid:
Nada que ver con el de Huelin: más bonito, mejor pescado… ¡pero no todo es mejor, ojo! La semana que viene te doy detalles, que estoy escribiendo esto después de terminar de doblar la última caja de cartón y me apetece ir a echarme una partidilla.
Recomendaciones
Un restaurante y un plato
El Mediterránea y su berenjena con miel, la única berenjena con miel que me ha gustado. ¡Y he probado unas cuantas! Estaba todo increíble, de verdad. 10/10
Una peli (¡y un cine!)
Hemos ido al Cine Albéniz a ver As Bestas, un thriller psicológico vagamente basado en una historia real, ambientado en una aldea gallega donde se cruzan posturas irreconciliables, capitalismo global, miseria y violencia. Estuvimos agarrados a la silla hasta el final y estoy casi seguro de que no quiero volver a verla.
Un disco (o dos)
Yo he tenido en bucle Mara de Fazer, unos zagales de Munich que hacen jazz fino y un poco bailongo.
Olga está escuchando mucho toconoma, para variar. Si te gusta el funk, dale al play:
Un juego
Me compré el Atomic Heart y… me arrepentí. Solo le he echado 3 horas, pero es que no consigo perdonar el combate (flojo), el ritmo (artificialmente lento para que dure lo que un triple A) ni el tono (han cogido a un héroe de acción cliché de 2023 y lo han puesto a protagonizar una distopía soviética del 1955: simplemente no funciona)
Tiene sus cosas buenas, ¡claro que sí! Pero no sé yo si justifican el precio, ni si quiero pasar 20 o más horas con él. ¡Queremos menos juegos, más cortos y más baratos!
La semana que viene más. Como siempre, gracias por leer hasta aquí :)
Hasta que se demuestre lo contrario.
Me he mudado casi 30 veces.
No todos, pero sí algunos. Igual que ellos, vamos.
Estoy casi seguro de que era solo para jubilados y de que entrabas por sorteo, pero qué cojones: yo siempre he tenido alma de jubilado.
Si me hubiese llevado las gafas habría sido en 4k
Estoy exagerando muchísimo, pero es mi newsletter y hago lo que me da la gana.
Bueno, que acabo de descubrir que te has mudado más veces que yo (la decimocuarta ha sido este enero). ¿Montamos una empresa de mudanzas?
Por cierto, el Mercado Central también se le conoce como Mercado de Atarazanas, y cerca tiene un sitio que se llama Casa Aranda, donde podrás comer unos buenos churros con chocolate. 🫠